domingo, 31 de enero de 2016

El león enfermo - Concepción Arenal



Enfermo y gravemente
De los bosques hallóse el soberano
león, como decimos vulgarmente.

Su estómago, hasta allí cual pocos sano,
Ni el más leve sustento digería
Sin dolor infinito,
Aunque su majestad sólo comía
Lechón, tierno cordero, algún cabrito.

Si era efecto del tiempo esta dolencia,
Si de grave pesar, de incontinencia
O del rudo trabajo y los desvelos
Con que, grato a los dioses, se afanaba
El cetro a sostener de sus abuelos
Para el público bien y por su gloria,
Es un punto dudoso de la historia.

Mas lo que está probado
De un modo positivo y concluyente
Es que, al verse doliente,
Tuvo su majestad la extraña idea
De reunir al punto una asamblea
Y en ella discutir de cuál sustento
A su estómago débil convendría,
Y de cuál se abstendría
Por nocivo e indigesto.

La turba cortesana, por supuesto,
Al escuchar del rey el pensamiento
Le pareció muy bien, según costumbre.
Envíanse correos
Que veloces recorran los estados
Para que diputados
Envíe cada especie al gran congreso.

Reunida por fin la muchedumbre
Jura dar en conciencia
Su humilde parecer, de cuyo peso
Será juez el monarca; y él primero
Expone con voz débil su dolencia.
Hablar le toca, y habla un carnicero
Diciendo que el enfermo se alimente
Con abundante carne ensangrentada.

Levántase otro que de aquel disiente,
Pues aunque sea cierto
Que es la carne alimento grato y sano,
Más saludable fuera al soberano
De animal que ya días lleve muerto.
Un herbívoro en turno estaba luego,
El cual, con voz sonora y mucho fuego,
Dijo que el rey en breve moriría
Si obstinado seguía
Cubriendo de cadáveres su mesa.

«La verde yerba, la sabrosa fruta,
El rubio grano y el panal dorado,
Que la vista recrea y embelesa,
Decía el oso le darán la vida.»
Fue su idea aplaudida
Pero trabóse en breve una disputa
Entre los pitagóricos señores.

El maíz, la cebada y el centeno,
La uva, la castaña, la bellota,
El regaliz, el heno
Y cuantos vegetales
Alimenta la tierra en su ancho seno,
Tuvieron, entre aquellos animales,
Fieles, si no ilustrados defensores.

Y cada cual al rey le recetaba
El alimento mismo que él usaba.
Después de mucho tiempo y gran ruido,
El punto dio su majestad leonesa
Por suficientemente discutido:
Le puso a votación y con gran priesa
En lugar de pesar, los votos cuenta.

La Prudencia (aunque extraña cosa sea
Verla en una asamblea)
Estaba allí (de paso, por supuesto),
Que en tales reuniones no se sienta.
E imponiendo silencio con un gesto:
«Rey infeliz, le dijo eres perdido
Si en recibir consejo así consientes
De seres que de ti son diferentes;
Y una vez que consejo hayas pedido
Tienes tan poco seso
Que el número calculas y no el peso.»

El monarca la oyó sin hacer caso
Y, viendo que de aquellos animales
El número menor por carne estaba,
Resolvióse a vivir de vegetales.

Pero el nuevo alimento

De tal modo al monarca repugnaba
Que muy poco tragaba
Y eso con asco mucho y gran tormento.
A poco que este plan hubo entablado
Murió de inanición el desdichado.

Cuando muchos votos son
Como eran en esta historia,
No cuentes con la memoria
Pésalos con la razón;

Ni busques jamás consejo
En hombre que no es tu igual,
Aconsejarate mal
Aunque bueno, sabio y viejo,

Cada cual juzga por sí;
Dirate la verdad fiel,
Pero ¿qué verdad? La de él,
Que no es verdad para ti.


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sábado, 30 de enero de 2016

De profundis - Christina Rossetti



¿Por qué el cielo se alza distante?
¿Por qué la tierra cuelga lejana?
Ajena tiembla la estrella,
Brillando opaca, constante.

No me importa alcanzar la luna,
Un círculo de monótona sinfonía;
Repitiendo incansable la misma melodía,
Lejos de mi, de mi ternura.

Yo nunca contemplo el fuego disperso
De las estrellas, o del sol su ardiente sendero,
Todo mi corazón conjuga un solo deseo,
Un vano sentimiento reseco.

Pues atada yazgo bajo la trémula lanza,
Alegría, belleza, danzan lejos de mi alcance,
Comprimo mi corazón, estiro mi romance,
Y temblorosa acaricio la esperanza.


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viernes, 29 de enero de 2016

Pasión - Charlotte Brontë



Algunos han ganado un placer salvaje,
Por arriesgarse ante el salvaje dolor,
Yo podría esta noche ganar tu amor
Y sufrir mañana el peligro de la muerte.

Podría estremecerte en la batalla,
y arrancar una mirada de tu ojo.
¡Qué frágil es el corazón que arde,
Embriagado de intentos y anhelos!

Bienvenidas las noches de sueños rotos,
Y los días de crueles matanzas.
¿Puedo considerar que llorarías
Al oír mis acechantes tribulaciones?

Dime si con errantes peregrinos
Deambulas lejos de todo,
¿Vagas tú por aquellos campos distantes
Sin extraviar tu espíritu?

Salvaje, profundo, suena un cuerno en la distancia,
Dejádme, dejádme ir,
Dónde el sheik y el británico luchan,
Sobre las márgenes de los ríos.

La sangre ha teñido aquellas riberas
Con manchas escarlatas, lo sé;
Las fronteras se cubren de tumbas,
Y sin embargo, dejádme ir.

Aunque la crueldad del holocausto
Suba como el vapor de las naciones,
Con placer me sumaría a las huestes muertas,
Si la orden me fuese dada.

La esencia de la pasión debe templar mi brazo,
Su ardor agita mi vida,
Hasta que la fuerza humana tema el encanto
Deberán sucumbir entre gritos de alarma,
Como los árboles abatidos luchan con la tormenta.

Si yo, excitada por la guerra, buscase tu amor
¿Te atreverías a estar a mi lado?
¿Te atreverías a reprobar mi pasión,
Presa del desprecio, del orgullo más exasperante?

No, mi voluntad sometería la tuya,
Tan alta y libre,
Y el amor domaría esa alma altiva.
Si, con ternura me amarías.

Leeré mi victoria en tus ojos,
Contemplando, y probando el cambio;
Luego dejaré, indiferente, mi noble premio
En manos de las armas distantes.

Desearía morir cuando se alce la espuma,
Cuando el vino resplandezca alto;
Sin esperar que en la copa exhausta
Caiga la abúlica vida en hediondas mentiras.

Entonces el amor será coronado con dulces recompensas,
Bendecido con esperanza y plenitud.
Desearía montar aquel corcel, desenvainar la hoja,
Y perecer entre los aullidos de la batalla.


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jueves, 28 de enero de 2016

Alegoría - Charles Baudelaire



Es una mujer bella y de espléndido porte,
Que en el vino arrastrar deja su cabellera.
Las garras del amor, los venenos del antro,
Resbalan sin calar en su piel de granito.
Se chancea de la muerte y del Libertinaje:
Los monstruos, cuya mano desgarradora y áspera,
Ha respetado siempre, en sus juegos fatales,
La ruda majestad de ese cuerpo arrogante.
Camina como diosa, posa como sultana;
Una fe mahometana deposita en el goce
y con abiertos brazos que los senos resaltan,
Con la mirada invita a la raza mortal.
Cree o, mejor aún, sabe, esta infecunda virgen,
Necesaria, no obstante, en la marcha del mundo,
Que la hermosura física es un sublime don
Que de toda ignominia sabe obtener clemencia.
Tanto como el Infierno, el Purgatorio ignora,
Y cuando llegue la hora de internarse en la Noche,
Contemplará de frente el rostro de la Muerte,
Como un recién nacido -sin odio ni pesar.


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miércoles, 27 de enero de 2016

Altura y pelos - César Vallejo



¿Quién no tiene su vestido azul?
¿Quién no almuerza y no toma el tranvía,
con su cigarrillo contratado y su dolor de bolsillo?
¡Yo que tan sólo he nacido!
¡Yo que tan sólo he nacido!

¿Quién no escribe una carta?
¿Quién no habla de un asunto muy importante,
muriendo de costumbre y llorando de oído?
¡Yo que solamente he nacido!
¡Yo que solamente he nacido!

¿Quién no se llama Carlos o cualquier otra cosa?
¿Quién al gato no dice gato gato?
¡Ay, yo que sólo he nacido solamente!
¡Ay! ¡yo que sólo he nacido solamente!


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martes, 26 de enero de 2016

Se ha deshecho el alma mia - Carolina Coronado Romero de Tejada



Brillaba el sol aquel día
con luz clara, pura, hermosa;
yo no sé qué presentía,
pero estaba el alma mía
agitada y recelosa.

Antes de ver la tormenta
el Alción la pronostica:
así una emoción violenta
que se siente y no se explica
a veces nos amedrenta.

¡Tempestad!... y recia que era
la que aguardaba a mi vida,
cuando por la vez primera
tu mirada placentera
vino a anunciar su venida.

«Alma noble, dije al verte,
corazón osado y fuerte
en amor y odio extremado,
has de ser muy estimado
de la que llegue a quererte».

Harto bien lo presagiaba,
¡mas, por Dios, no sospechaba
aquélla que lo decía
que la idólatra sería
del corazón que juzgaba!

¿Por qué tu mirada era
tan dulce? ¿Por qué tu ruego
quisiste una vez que oyera?...
Con una chispa de fuego
se enciende una inmensa hoguera.

Dice alguno en su porfía
que es mi alma dura roca;
mas, por la Virgen María,
que a un acento de tu boca
se ha deshecho el alma mía.


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lunes, 25 de enero de 2016

Canción de la viuda enamorada - Bertolt Brecht



Ay, ya sé, no deberla reconocer
que tiemblo cuando su mano me toca.
Ay, qué me ha sucedido
que rezo para que me seduzca.
¡Ay, ni cien caballos me arrastrarían al pecado!
¡Si al menos no me apeteciese tanto!

Si me resisto tanto al amor
sólo me he resistido realmente en el fondo
porque sé que si estuviera ante él en camisón
me dejaría hasta sin camisa.
¡Como que le van a importar a él mis reproches!
¡Si al menos no me apeteciese tanto!

Dudo que valga tanto como yo
y que para él sea amor de verdad.
Cuando todos mis ahorros se hayan gastado,
¿tirará el cacharro a la basura?
¡Ay, ya sé por qué le opuse tanta resistencia!
¡Si al menos no me apeteciese tanto!

Si tuviera dos dedos de sentido
nunca le habría concedido lo que por desgracia me pidió,
sino que le habría pegado una paliza
en cuanto se me acercó demasiado, como hizo.
¡Ay, ojala se fuera al infierno!
(¡Si al menos no me apeteciese tanto!)


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domingo, 24 de enero de 2016

Cansado estoy de haber sin Ti vivido - Baltazar de Alcázar



Cansado estoy de haber sin Ti vivido,
que todo cansa en tan dañosa ausencia;
mas, ¿qué derecho tengo a tu clemencia,
si me falta el dolor de arrepentido?

Pero, Señor, en pecho tan rendido
algo descubrirás de suficiencia
que te obligue a curar como dolencia
mi obstinación y yerro cometido.

Mi conversión es tuya y Tú la quieres;
tuya es, Señor, la traza, tuyo el medio
de conocerme yo y de conocerte.

Aplícale a mi mal, por quien Tú eres,
aquel eficacísimo remedio
compuesto de tu sangre, vida y muerte.


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sábado, 23 de enero de 2016

No expresará la lengua el gran dolor - Ausiàs March



No expresará la lengua el gran dolor
del que al morir ignora dónde irá
(si Dios querrá tenerlo junto a sí
o si querrá enterrarlo en el infierno):
semejante dolor siente mi espíritu,
por no saber lo que Él de vos dispuso,
pues vuestro bien o mal me han sido dados,
y aquello que os suceda, sufriré.

Espíritu, oh tú, que ya dejaste
aquel cuerpo al que yo tanto he amado,
contémplame sumido en la aflicción
y dudando de hablarte con cordura.
El lugar donde estés trastocará
el sentido de cuanto he de decirte;
por ti conseguiré tristeza o gozo:
cuanto quiera Dios darme, en ti se encuentra.

Para rezar no he de juntar las manos,
pues ya está consumado su destino:
indecible es su bien, si está en el Cielo;
si en el Infierno, en vano es mi rogar.
Si fuera así, mi espíritu aniquila,
y devuelve mi ser, Dios, a la nada,
sobre todo si está allí por mi causa.
No sea yo, sufriendo tan gran daño.

Nada que no haya dicho sé decir;
si grito o callo no me satisface;
si vago o pienso el tiempo se consume,
y antes de hacer las cosas me arrepiento.
No lamento el dolor del placer ido,
¡tanto miedo me causa su gran mal!
El mal que no es perpetuo es un mal leve,
mas temo que éste no lo haya ganado.

Aterra mucho el daño de la muerte,
y que nos trate por igual lo mengua.
¡Oh, tú, dolor, sé para mí imparcial,
y sé, contra el olvido, protección!
Hiéreme el corazón y los sentidos,
hártate en mí, que yo no me defiendo,
cáusame tanto daño que dé lástima.
Que tu poder me abarque cuanto puedas.

Espíritu, si nada te lo impide,
rompe la común práctica en los muertos;
regresa al mundo y dime qué es de ti:
no ha de causarme espanto tu mirada.

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viernes, 22 de enero de 2016

Arthur Rimbaud - La tunanta



En el comedor pardo, que perfumaba una
mezcla de olor de fruta y de barniz, a gusto,
me hice con un plato de no sé qué guisado
belga, y me arrellané en una enorme silla.

Mientras comía, oí el reloj ––feliz, quedo...
La cocina se abrió, inmensa bocanada,
––y la criada entró; y no sé bien por qué
llevaba el chal abierto y un peinado travieso.

Y mientras recorría con su dedo azorado
su cara, un terciopelo, durazno blanco y rosa,
haciendo un gesto ingenuo con su labio de niña,

colocaba los platos, junto a mí, serenándome.
Y luego, distraída, para ganarse un beso,
bajito: «toca, toca: me s’ha enfriao la cara...»



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jueves, 21 de enero de 2016

Las ranas que demandaban un rey - Arcipreste de Hita



Las ranas en un lago cantaban et jugaban,
cosa non las nucía, bien solteras andaban,
creyeron al diablo que de mal se pagaban,
pidieron Rey a Don Júpiter, mucho gelo rogaban.

Envióles Don Júpiter una viga de lagar,
la mayor quel pudo, cayó en ese lugar:
el grand golpe del fuste fizo las ranas callar,
mas vieron que no era Rey para las castigar.

Suben sobre la viga cuantas podían subir,
digeron: non es este Rey para lo nos servir:
pidieron Rey a Don Júpiter como lo solían pedir,
Don Júpiter con saña hóbolas de oír.

Envióles por su Rey cigueña mansillera,
cercaba todo el lago, ansí fas la ribera,
andando pico abierta como era venternera
de dos en dos las ranas comía bien ligera.

Querellando a Don Júpiter, dieron voces las ranas:
señor, señor, acórrenos, tú que matas et sanas,
el Rey que tú nos diste por nuestras voces vanas
danos muy malas tardes et peores mañanas.

Su vientre nos sotierra, su pico nos estraga,
de dos en dos nos come, nos abarca et nos traga:
señor, tú nos defiende, señor, tú ya nos paga,
danos la tu ayuda, tira de nos tu plaga.

Respondióles Don Júpiter: tened lo que pedistes
el Rey tan demandado por cuantas voces distes:
vengué vuestra locura, ca en poco tuvistes
ser libres et sin premia: reñid, pues lo quisistes.

Quien tiene lo quel' cumple, con ello sea pagado,
quien puede ser suyo, non sea enagenado,
el que non toviere premia non quiera ser premiado,
libertad e soltura non es por oro comprado.



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miércoles, 20 de enero de 2016

Amanecer de otoño - Antonio Machado



Una larga carretera
entre grises peñascales,
y alguna humilde pradera
donde pacen negros toros. Zarzas, malezas,jarales.

Está la tierra mojada
por las gotas del rocío,
y la alameda dorada,
hacia la curva del río.
Tras los montes de violeta
quebrado el primer albor:
a la espalda la escopeta,
entre sus galgos agudos, caminando un cazador.


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martes, 19 de enero de 2016

Soneto - Antonio de Solís y Rivadeneira



Amar a dos, y a entrambas con fineza,
amor es, y el amor más entendido;
que más firme será contra el olvido,
si en dos bases estriba su firmeza.

Niñas, si me cortáis pieza por pieza,
hay para entrambas; y pues siempre ha sido
señal de sujeción darse a partido,
partidme, y no quebradme la cabeza.

Amor y odio, ya en el campo estrecho
del corazón batallas han tenido
juntos en él, aunque entre sí distantes.

Pues si a un tiempo tal vez dentro del pecho
dos efectos contrarios han cabido,
¿por qué no han de caber dos semejantes?


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lunes, 18 de enero de 2016

Cuál suele en la floresta deliciosa - Angel María de Saavedra (Duque de Rivas)



Cuál suele en la floresta deliciosa
tras la cándida rosa y azucena,
y entre la verde grana y la verbena
esconderse la sierpe ponzoñosa;

así en los labios de mi ninfa hermosa,
y en los encantos de mi faz serena
amor se esconde con la aljaba llena,
más que de fechas, de crueldad penosa.

Contemplando del prado la frescura
párase el caminante, y siente luego
de la sierpe la negra mordedura:

yo contemplé a mi ninfa, y loco y ciego
quedé al ver de su rostro la hermosura,
y sentí del amor el vivo fuego.


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domingo, 17 de enero de 2016

El escultor de su alma - Angel Ganivet García



Fragmento de la obra de teatro

Ya sólo quiero crear
la estatua que estoy creando
y ahora la estoy comenzando
y no la podré acabar
hasta que pueda expirar ...
(levantándose imperioso)
¡Porque esta estatua soy yo!
Mi obra está dentro de mí. ..
¡Que sólo el que crea en sí
puede afirmar que creó
y que algo al morir dejó!
Pierde el trabajo que diere
todo artista que quisiere
dar vida a algo inmortal
en papel, lienzo o metal. ..
¡Todo eso es materia y muere!

De mis obras que nacieron
sólo mi «Alma» me cautiva!


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sábado, 16 de enero de 2016

En el nadir histórico de España - Angel Ganivet García

En el nadir histórico de España,
 Entre la humillación y el desaliento,
 Como un profeta alzó la voz al viento,
Voz salida del fondo de su entraña.

Combate secular en tierra extraña
Malgastó la energía y el talento
Que hubieran impulsado el movimiento
Fecundo y creador de otra campaña.

Replegados detrás de la frontera,
Dibujemos la nueva perspectiva
Con espíritu firme y poderoso.

Un nuevo Siglo de Oro está a la espera,
Mas sólo ha de llegar si el alma activa
Su potencial castizo y luminoso.


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viernes, 15 de enero de 2016

Dios me tenga en gloria - Andrés Bello



A la falsa noticia de la muerte de Mac-Gregor.

Lleno de susto un pobre cabecilla
leyendo estaba en oficial gaceta,
cómo ya no hay lugar que no someta
el poder invencible de Castilla.

De insurgentes no queda ni semilla;
a todos destripó la bayoneta,
y el funesto catálogo completa
su propio nombre en letra bastardilla.

De cómo fue batido, preso y muerto,
y cómo me le hicieron picadillo,
dos y tres veces repasó la historia;

Tanto, que, al fin, teniéndolo por cierto,
exclamó compungido el pobrecillo:
-¿Conque es así? -Pues Dios me tenga en gloria.


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